El pasado jueves 7 de Abril participamos en una mesa redonda, junto a otros colectivos/iniciativas (Centro Cultivos Contemporáneos del Barrio, Enmedio y NCRLab), acerca de la relación que cabe pensar y establecer entre arte y vida cotidiana. El encuentro se tituló “S’ha trencat la barca de l’art contra la vida cotidiana” y se enmarcaba dentro del proyecto LIMEN. Nos gustaría enunciar ahora, en relación al tema de discusión tratado ese día, algunas ideas sobre los parámetros conforme a los cuales se desarrolla nuestra práctica.
Lo primero que destacamos es que el Taller de Ficció está conformado por un núcleo duro de unas seis personas de la Assemblea de Poble Sec, el cual se generó a partir del trabajo de base desarrollado en cinefòrums, de una ayuda de la Sala d’Art Jove y de diversos bagajes sobre narrativas audiovisuales, política de representación, educación popular y trabajo con colectivos. En este sentido, entendemos nuestra práctica como situada y articulada a la de la asamblea del barrio, esto es, en continuidad a su trabajo colectivo y como un ensamblaje más al que ya existe.
En segundo lugar, nos gustaría señalar que esta articulación, para nosotras, surge de manera connatural a los procesos desencadenados por movimientos sociales (indignados, 15-M) de los cuales formamos parte. Además, queremos revindicar la estética y práctica cultural que tales movimientos desarrollan, así como sus modelos de representación y políticas de la imagen. Con ello no negamos el papel del productor cultural, pero lo entendemos como uno más, inserto en las dinámicas del día a día de la asamblea, y no como un héroe, o decorador de manifestaciones, o elemento mesiánico que salvará a los movimientos mediante una subjetividad especial que comportaría cierta sensibilidad y estatus autónomos respecto al cuerpo social.
En tercer lugar, es necesario subrayar que dicha inserción no es aproblemática –o simplemente “celebratoria”– del trabajo de la asamblea o mejor dicho, del espacio colectivo y político que se está construyendo. Partiendo de la idea de que es urgente una reflexión sobre la imagen y las políticas estéticas que se constituyen en el trabajo de los indignados, pensamos que nuestro posicionamiento se mueve entre la distancia crítica y la articulación de las luchas y frentes que abre la asamblea de Poble Sec. Así pues, nuestra distancia, como eje de disenso interno y oportunidad de discusión política, se basa en dos elementos:
-Por una parte, en la aproximación crítica a las narraciones y discursos que se vertebran sobre el 15-M, o en general, sobre movimientos sociales. Vemos aquí la necesidad de salir de modelos moralistas, de blanco y negro, de víctimas y opresores, para generar posicionamientos complejos y entender las paradojas y contradicciones de la política como un espacio de generación de un común plural, basado en la diferencia y no en el consenso. De modo que nos interesa alejarnos de relatos más bien apologéticos, y trabajar una política de la imagen y colaborativa que genere espacios de reflexión y disenso productivos.
-Por otra, pensamos que esta distancia crítica se juega, en el fondo, en un trabajo con la alteridad: no lo realizamos en el sentido paternal de una práctica colaborativa con un grupo social determinado, sino más bien generando alianzas y relaciones en momentos y espacios concretos (búsqueda de materiales en el archivo del barrio, entrevistas con vecinas, acciones en el espacio público vertebradas por el TrocaSec o a partir de la Festa Major, etc.). Este aspecto subraya la necesidad de pensar la circulación como otro momento de la articulación. La distribución de las imágenes y su reflexión/mediación abierta supone entender otro lugar político desde donde generar espacios de encuentro o zonas de contacto. Por ejemplo, nuestra práctica hasta ahora incluye tanto una pieza audiovisual sobre la Plaça de las Navas, Aquí es aparcamiento, como una exposición móvil de la plaza, acciones y talleres de producción colectiva o la proyección fílmica como ejercicio de autoeducación común.
En cuarto lugar, y a tenor de lo planteado en esta articulación doble (con la asamblea y con otros), es importante señalar que también nos interesa salir de las zonas seguras o de confort de la asamblea. Este paso conlleva trabajar la producción de pluralidades, desde la diferencia, para generar reflexiones complejas sobre el espacio común, mas que disuadir o dejarnos convencer por el consenso o la ilusión parlamentaria de un círculo de diálogo racional.
Finalmente, como pragmáticas de trabajo, nos basamos en dos líneas que nos inspiran y ayudan a actuar y a repensarnos. La primera línea es la tradición de investigación militante, en sus diversas ramas, ya sea con parámetros de investigación-acción participativa, ya sea mediante otras aplicaciones. Nos parece que el potencial de la generación simbólica o producción cultural puede ser un medio para desarrollar investigaciones complejas sobre la construcción de lo colectivo en relación a luchas y problemas situados del barrio.
La segunda línea se basa en los marcos de la educación popular y en las formas de producir conocimiento transformador, huyendo de modos paternales y consensuales, para ensamblar comunidades de aprendizajes y diálogos complejos. Conforme a estas dos líneas, el Taller de Ficció intentaría desvincularse de ciertos sesgos de espectacularización del activismo y de otras performances disruptivas que suscitan momentos esporádicos de pseudorrevolución cultural. Por el contrario, nos centramos en desarrollar acciones y modos de operar a largo plazo, en un trabajo invisible, acaso de infrapolítica o retaguardia, que nos permita actuar a diario y situadamente para modular –según una temporalidad slow– las políticas e imágenes y el orden simbólico que las luchas sociales de nuestro barrio tratan de producir. Tal proceso, como dijo Aviv del CCCBarrio, sería una “fermentación lenta”; y cómo ponemos las manos en la masa, para establecer este tipo de articulación, lo que está en juego.